Imaginate una calle desierta. En esa calle, hay una pequeña casa, con una puerta; común. Ahora imagina que en esa calle, transitas vos, y tus ganas de estar acá todos los días.
Yo salgo de esa pequeña casa, tratando de convencerte para que entres; lo hago exageradamente, desesperadamente.
Hago de todo, desde ruido hasta poner carteles. Pero un día me canso mas de lo normal, y decido esperarte ya sentada en el cordón de mi vereda.
Espero, no hago nada; pasa el tiempo. Pasas un par de veces, y al tiempo empiezo a tener frío, quiero esperarte del lado de adentro de la casa.
Abro la puerta y entro. Me quedo allá sentada. Pero nada parece cambiar.
La casa ya se me torna aburrida, y solamente quiero irme.
Tomo mis cosas y me voy: pero no te olvides que esa puerta está siempre abierta.
Yo salgo de esa pequeña casa, tratando de convencerte para que entres; lo hago exageradamente, desesperadamente.
Hago de todo, desde ruido hasta poner carteles. Pero un día me canso mas de lo normal, y decido esperarte ya sentada en el cordón de mi vereda.
Espero, no hago nada; pasa el tiempo. Pasas un par de veces, y al tiempo empiezo a tener frío, quiero esperarte del lado de adentro de la casa.
Abro la puerta y entro. Me quedo allá sentada. Pero nada parece cambiar.
La casa ya se me torna aburrida, y solamente quiero irme.
Tomo mis cosas y me voy: pero no te olvides que esa puerta está siempre abierta.
¿Puede haber mejor metáfora?
1 comentario:
DE UNAA, terriblee metafora.
Me encanto. :) besoo carola!
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